miércoles, 8 de febrero de 2012

Denuncias falsas por violencia de género. Demasiados tópicos


Por Olatz Alberdi Rey. Socia ABA Abogadas.
Hay una prueba contundente sobre la gravedad real de la violencia de género en España: las casi cien mujeres muertas que se contabilizan todos los años. Y no hay consuelo ninguno, porque los estudios constatan el hecho de que sólo un discretísimo 10% de mujeres se atreven a denunciar los maltratos y para llegar a tomar la decisión soportan esta situación de violencia sexista durante no menos de diez años antes de decir ¡Ya está bien!

Las cifras caminan siempre en contra de la esperanza, puesto que las denuncias por violencia de género se acercan al medio millón en tres años. Desde 2007 han sido 470.706 las denuncias interpuestas, con un crecimiento en torno al 17% en este período de tiempo. Aunque hay que contemplar con mirada positiva estas tristes cifras porque constatan, al mismo tiempo, que cada vez hay más denuncias porque cada vez se confía más en la oportunidad de denunciar y de no tolerar en silencio la violencia.

Tres de cada cuatro órdenes de protección son aceptadas por el Juzgado de Instrucción, concediéndose órdenes de protección en un 73% de los casos, mientras que las condenas en Sentencia dictadas por los Juzgados de lo penal son del 53% aproximadamente.
En este incremento de las cifras se apoyan algunas opiniones, demasiado generalizadas entre algunos sectores, incluso de la propia judicatura, que insisten en que estas denuncias suelen ser interpuestas por algunas mujeres para conseguir un provecho en los procesos de separación y divorcio. Porque esperan crear un ambiente o predisposición emocional favorable y que tal vez la concesión de una orden de protección previa a la separación o divorcio les suponga un beneficio posterior en dichos procesos. En definitiva, que se conseguirán mejores condiciones en la separación. Y aquí se escudan algunas voces cuando niegan que se incremente el maltrato sexista, sino que es una estrategia utilizada en este tipo de pleitos y que es básicamente por ello por lo que se incrementan anualmente este tipo de denuncias.
No puede negarse que se puede llegar a obtener alguna ventaja en el proceso de separación. Por ejemplo, mediante una denuncia por violencia, si se consigue una orden de protección se podrían conceder Medidas Civiles y así se tendría ya, antes de ir al proceso matrimonial, atribuido el uso y disfrute del domicilio, o la guarda y custodia de los menores o pensiones de alimentos. Sin embargo, estas medidas civiles, no se acuerdan más que en un tercio de las ocasiones, por lo que la ventaja más real es verdaderamente la más auténtica: la necesidad de tener "alejado" al agresor.

Además debe tenerse en cuenta que el Juez nunca está vinculado por las medidas civiles obtenidas en el proceso penal para tener que mantenerlas en el civil.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los juzgados de Violencia de Género, a través de los que se tramitarán los procesos de separación o divorcio por tener atribuida la competencia en estos casos están absolutamente colapsados. En los procesos de separación o divorcio en los que existe o ha existido violencia de género o simplemente se ha denunciado la misma, se atribuye la competencia a los Juzgados de Violencia de Género, lo que se traduce en un perjuicio al producirse una gran demora en la resolución final de los mismos.
También es relevante el inconveniente añadido de que los Juzgados de Violencia de Género son especialistas en el orden penal, no siendo especialistas en derechos de familia con sus muchas peculiaridades. En este mismo orden de cosas, muchos profesionales somos partidarios de la regulación de un proceso civil más ágil para resolver los conflictos de las familias sin tener que derivar hacia la vía penal.

El tópico de las falsas denuncias
Se dan varias explicaciones para el aumento de las denuncias por violencia que se produce paulatinamente desde la entrada en vigor de la Ley: mayor información de las víctimas, recomendaciones legales de denunciar en todos los ámbitos…
Hay jueces de violencia que abiertamente acusan de un exceso de denuncias de violencia sexista, poniendo el acento en la posibilidad de un incremento de las denuncias falsas, mediante la utilización fraudulenta del proceso.

Quizá por ello, algunos sectores acusan a los Jueces de Violencia de actuar de manera absolutamente misógina, a pesar de ser el 75% de las juezas mujeres. Los jueces se defienden afirmando que "sufren una presión mediática y social muy fuerte" cuando se enfrentan a estos casos de violencia y que eso provoca una "justicia defensiva" que no es buena para solucionar el problema.
Sin embargo no hay datos para apoyar la afirmación de un incremento de las denuncias falsas, vuelvo a apoyarme en datos. Según asociaciones de mujeres, los estudios revelan que se denuncia menos del 10% de la realidad de la violencia de género. Y si bien es verdad que han aumentado las denuncias, debemos agradecérselo a la concienciación social y pública, a las campañas publicitarias y a una toma de postura más activa y reivindicativa de las mujeres. En modo alguno el incremento de las denuncias supone un dato contradictorio por el que presumir la existencia de denuncias falsas.
Desde siempre se ha puesto en duda la credibilidad de las mujeres que denuncian por diversos sectores de la sociedad, y lo cierto es que para una mujer maltratada denunciar es el comienzo de un absoluto calvario, principalmente por dicha razón de que se le hace sentir más culpable de lo que ya se siente como consecuencia del maltrato sufrido.

Han existido pocas denuncias de falsedad pero no hay condenas relevantes en ningún caso, "apenas tres este último año", aunque algunos lo achacan a que el Ministerio Fiscal no actúa nunca de oficio, de manera negligente, por las muchas falsedades que se vierten en los juicios.

sábado, 4 de febrero de 2012

LA VIOLENCIA DE GÉNERO TAMBIEN SE ENCUENTRA EN LO DIGITAL

LA VIOLENCIA DE GÉNERO TAMBIEN SE ENCUENTRA EN LO DIGITAL
Rocío Carmona Horta es psicóloga especializada en género y ponente en las II Jornadas “Internet en el siglo XXI”.

http://www.diariolatorre.es

Tiene un titulo atrayente su conferencia. ¿Verdaderamente existe violencia de género en las redes sociales?

Desgraciadamente, la violencia contra las mujeres se encuentra en todas las esferas de nuestra sociedad. Allá donde haya un hombre que no considere a las mujeres como sus iguales, de cualquier manera que se relacione con ellas, lo hará a través del menosprecio, la cosificación, el abuso…
Y además, en las redes sociales, el anonimato les puede hacer impunes a sus delitos.

¿Los hombres que ejercen éste tipo de violencia, a través de las redes, a qué edad y perfil responden?

Estamos viendo que en las redes sociales, desde muy jóvenes, los chicos repiten los modelos que ven en la sociedad. Y tanto chicos como chicas repiten estereotipos: ellos van de duros, y ellas a veces por tratar de ponerse a su nivel (pero sin las mismas “armas”), a veces por no saber decir no, o desear agradar, entran en relaciones dañinas de las que no saben salir.
También hay varones adultos que se hacen pasar por jóvenes tras el anonimato.
Ellos no tienen un perfil determinado. Sólo tienen en común la mentalidad machista. Ellas tampoco tienen un perfil concreto, pero usualmente son poco asertivas, es decir, les cueste saber lo que valen y defenderlo y prefieran gustar, a gustarse.
Tampoco hay edades determinadas, más bien, nos podremos encontrar un perfil diferente según el tipo de red social utilizado.

¿Ayudaría en algo a la prevención una buena educación digital?

La buena educación ayuda a prevenir todo tipo de inconvenientes y delitos. Con respecto a los medios digitales, con mayor razón. Pues para las y los adolescentes, la comunicación virtual es su medio. Sin embargo, las familias están más alejadas de esta realidad y no saben cómo educar y advertir a sus hijos e hijas.
Por este motivo, es especialmente interesante que acudan a la charla las familias, tutores/as, responsables de igualdad… Para adquirir mayor seguridad a la hora de prevenir la violencia de género entre la adolescencia.

¿Qué consejo daría a las personas que sufren violencia de género y que son objeto de su charla?

En primer lugar, a sus familiares, les diría que Internet, Tuenti, Twitter, los chats… son una nueva forma de comunicación y apertura al mundo. Son herramientas fantásticas siempre y cuando se usen adecuadamente.
Como padres y madres, las alternativas no pasan por prohibir ni meter miedo, sino en educar. Tener en cuenta que las nuevas tecnologías avanzan a pasos agigantados, que cambian de un día para otro. Pero que si sentamos las bases en nuestra juventud, se sentirán mejor y tendrán mayor protección.
Y en caso de que ya sea demasiado tarde, y nuestra hija, amiga, vecina… Ya esté sufriendo violencia en las redes sociales, Lo primero, que debemos hacer es darle el apoyo necesario para que nos confíe su situación y con ella, buscar las alternativas jurídicas, policiales, digitales y psicológicas necesarias para poder protegerla y evitar futuras situaciones de riesgo.

UN DEDO PARA SEÑALAR

Un dedo para señalar

Jose Manuel Aguilar Cuenca | Actualizado 24.04.2010 - 01:00
EN el primer cuatrimestre del presente año se ha producido un incremento del 67% de muertes en lo que políticamente se ha llamado violencia machista. En vez de asumir su ineptitud a la hora de reducir las muertes de hombres y mujeres a manos de sus parejas, los responsables políticos de esta tarea, con el delegado del Gobierno Miguel Lorente a la cabeza, han vuelto a lanzar balones fuera, afirmando que aquellos que denuncian los abusos de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género tienen alguna responsabilidad en dicho aumento. "Los debates sobre las denuncias falsas hacen mucho daño, quitan credibilidad, refuerzan la posición de los agresores y generan miedo e inseguridad en las víctimas", dijo el político citado. ¿Por qué en este país se tiene tanto miedo al debate? ¿Quién tiene miedo o inseguridad al denunciar? Si no me equivoco, no hay una sola mujer en la cárcel por simulación de delito "de género" en España. ¿No será que tienen miedo las mujeres verdaderamente maltratadas por algún miserable, a las que el juez no las cree porque muchas han venido antes a denunciar en falso? Para mostrar la reflexión intelectual que suele acompañar sus declaraciones achacó el aumento de las víctimas en Semana Santa a que "los periodos vacacionales pueden precipitar este tipo de conductas violentas", olvidando que el año pasado también hubo Semana Santa, y el anterior, y el anterior, y no se vieron acompañadas de semejantes cifras.

Una vez más en la historia (y ya van…) se comprueba que crear juzgados de excepción para detener en masa a ciudadanos no soluciona nada. Y esto es así porque la arbitrariedad nunca ha resuelto un problema humano; todo lo contrario, ha pospuesto la solución, como comprobamos, año tras año, con esta política fracasada. Sin embargo, sí ha resultado muy útil para construir una suerte de maquinaria que se alimenta del problema, subvencionada por los que alentaron la ideología, engrasada para pasar por encima de las leyes fundamentales que esa sociedad se dio a sí misma para la convivencia, como en nuestro caso ha ocurrido con el artículo 14 de la Constitución. Siendo esto así, ¿qué sentido tendría para esa maquinaria resolver el problema que le da de comer?

Una de las dificultades más peliagudas a las que se tuvieron que enfrentar los servicios de Inteligencia de todo el mundo fue la desaparición de los regímenes dictatoriales y represores de los países del bloque soviético. Los políticos de turno se vieron con centenares de miles de policías secretos, burócratas grises y delatores sin oficio ni beneficio que, casi de la noche a la mañana, se vieron sin medio de vida. Es lógico pensar que, la primera medida para evitar encontrarse fuera de las confortables alfombras del poder, sea culpar a los demás del fracaso propio. Todo vale con tal de prolongar la estancia en tan cálidas habitaciones.

La última iniciativa que los gurús de la igualdad al estilo Winston Smith han planteado ha sido la publicación de los nombres de los agresores. El juez decano de Madrid, José Luis González Armengol, ya ha señalado que dicha iniciativa podría afectar al derecho a la intimidad de las personas, calificándola de populista, recordando que los antecedentes penales de una persona siempre son "cancelables". El jurista habla de que constituiría una doble pena e irían contra el objetivo de la reinserción (¡otra vez la molesta Constitución esa!) Aunque al lector le sorprenda, el asunto de las listas no es nuevo. Ya se ha intentado con los infractores de tráfico y con los médicos que han sido condenados por negligencia. Ninguna tuvo larga vida y, ya puestos a hacer listas (¡cuánto hubiera disfrutado Borges!) ¿Por qué no hacer listas de homicidas, banqueros desalmados y violadores? Luego podemos seguir haciéndolas de etarras y, seguramente la más popular, una para políticos corruptos.

Otro asunto es el tema de la presunción de inocencia. El delirio al que estos políticos nos están llevando es el responsable del juicio paralelo que el tinerfeño Diego P. V. sufrió hace unos meses, cuando fue acusado falsamente de violar y maltratar a la hija de su pareja. Un informe médico detallaba golpes, quemaduras e indicios de agresión sexual en su cuerpo. Es ahora cuando me viene a la memoria una de las listas más famosas de la historia, la primera lista elaborada por el senador McCarthy en EEUU en 1952. Olvidando el principio jurídico de la presunción de inocencia, ante cualquier denuncia, el Comité de Actividades Antiamericanas aplicaba la presunción de culpabilidad. Era el acusado quien tenía que desmentir y aprobar su no pertenencia o simpatía por el Partido Comunista. Entonces como ahora, a quien levantaba la voz también se le acusaba. En aquel momento de rojo, ahora de machista.

Si bien la estupidez humana no ha cambiado, sí lo han hecho los adjetivos que utiliza. En aquella época, como ahora, aquella pesadilla fue sencilla de construir, y esto es así porque para señalar sólo hace falta un dedo.

LOS MONÓLOGOS DE LA JUSTICIA

Los monólogos de la Justicia

José Manuel Aguilar Cuenca | Actualizado 06.06.2011

Uno no entiende mucho por qué los cómicos o, como tristes emuladores, los políticos gastan tanto empeño en construir chascarrillos que alegren el momento al aforo frente al que disertan. Pareciera un torpe esfuerzo, si no un lujo innecesario, cuando la realidad judicial nos aporta chistes negros con una periodicidad tan feroz.

Si por tu trabajo gastas parte de tu jornada laboral en leer sentencias judiciales, en ocasiones pareciera que las citadas fueran un sainete, ópera bufa o alegre entremés. Y no es que uno desdeñe estas lecturas. Lo que ocurre es que, por más frecuente que esta situación aparece ante mis ojos, no termino de asimilar que estos documentos sean lugar para el ridículo, el despropósito o la broma.

No ha de penar ninguno de los lectores, si en este breve artículo no se cita su localidad. Si algo podemos tener seguro es que la tontería se reparte de forma democrática y en cantidades espléndidas por toda la geografía patria. El caso de hoy acontece en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Las Palmas.

En un asunto, como miles, de un divorcio, esa extraña situación en donde dos sujetos pasan de decir que van a amarse para toda la vida a considerar al otro como el ser más odioso sobre la faz de la tierra. Esto no pasaría de una anécdota que muchos desdeñaríamos, si no fuera porque es frecuente la presencia de hijos. En una sentencia reciente, la citada sala ha decidido otorgar la custodia de dos menores a la madre. Hasta aquí todo absolutamente normal. Una normalidad machista y retrógrada, pero normalidad a fin de cuentas.

Lo que hace peculiar este asunto, hasta el punto de llamar la atención de alguien que está sumamente acostumbrado a los disparates más alucinantes, es que junto a la anterior decisión el juez ha considerado que la señora, custodia de los menores, deberá presentar un informe bimestral que certifique su salud mental.

Lo primero que podríamos pensar es que la alternativa de custodia paterna ha debido ser considerada tan desastrosa que el tribunal se ha visto empujado a tamaña decisión. Error. Especialmente si consideramos que durante los años, según se ha escrito en los medios hasta cinco, la guarda y custodia la ha venido ejerciendo el padre. Y esto es así porque el juez de familia así lo consideró. Alguna base tendría el jurista. Tal vez pesara en los anteriores juzgadores, que no en la sala de la Audiencia Provincial como vemos, el hecho de que la madre secuestró hace años a sus hijas, teniendo que ser recuperadas por la Policía en Portugal. Tal vez pesara el hecho que distintos profesionales han calificado de negativa la influencia ejercida por la progenitora sobre sus hijas. Tal vez.

El hecho es que junto a la anterior obligación de certificar la cordura, la sentencia recoge otras exigencias a la madre, que tan buena opción de custodia ha parecido a sus señorías, que bien pareciera que el juzgador no está muy confiado en su futuro proceder. En la misma sentencia se conmina a la madre a no salir de Gran Canaria en compañía de la hija común, sin autorización expresa de su ex marido o del juez de la instancia correspondiente; igualmente, la sentencia deja claro que la menor sólo podrá salir del territorio nacional en compañía de su padre.

El avezado lector se habrá dado cuenta de que ahora sólo hablo de una hija, cuando al principio hablé en plural. Esto es así porque uno de los descendientes, si bien ha sido cuidado como propio por el padre, no es hijo biológico suyo. El juez, en su infinita sabiduría, ha considerado que este hecho es suficiente para no otorgarle derecho alguno al padre sobre aquél o, peor, del menor sobre el que ha ejercido como su padre. Supongo que si usted es padre o madre adoptiva esto último le hará temblar las canillas.

Para más escarnio, la situación judicial se torna en poco más o menos que definitiva, en tanto que ante la segunda instancia no cabe recurso, viéndose obligado el padre a elevar el caso al Supremo, con lo que podemos estar hablando de años de espera.

Afortunadamente, don Ramón Gómez de la Serna falleció ya hace algún tiempo, evitándose el disgusto de comprobar que su ingenio jamás hubiera alcanzado a la clarividencia de algunos de nuestros tribunales. Al menos, en esto podemos estar tranquilos.